sábado, 23 de febrero de 2019

FIESTA A DON JUAN BOSCO

El 31 de enero es la memoria litúrgica de uno de los más grandes cristianos de todos los cristianos: san Juan Bosco,  el fundador de la Familia Salesiana, el padre, maestro y amigo de los jóvenes, el apóstol del amor, la ternura y ardor evangelizador. Una vida consagrada a hacer de los jóvenes y de todos buenos cristianos y honrados ciudadanos no con golpes sino con amor. El 31 de enero es la memoria litúrgica  de San Juan Bosco, uno de los grandes santos de las dos últimas centurias. Su figura, mensaje y legado es recogido y sintetizado en la oración pública oficial de la Iglesia con esta plegaria para la liturgia de las horas y la eucaristía: “Señor Dios nuestro, que has dado a la Iglesia, en el presbítero San Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud, concédenos que, movidos por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu servicio, trabajando por la salvación de nuestros hermanos”. Para mayor informacion dar clic en el siguiente enlace:https://www.revistaecclesia.com/san-juan-bosco-del-sueno-la-realidad-31-enero-fiesta/

FRASES DE DON BOSCO

Don Bosco vivió en plenitud la alegría de ser cristiano y supo transmitirla durante toda su vida. Incluso cuando tenía problemas se veía todavía más alegre, todo esto como resultado de su plena confianza en la Divina Providencia y María Auxiliadora.
A continuación, siete frases del santo que pueden ayudar a alcanzar la felicidad. Junto a ellas presentamos también siete canciones que jóvenes del mundo entero han hecho al también llamado "padre y maestro de la juventud".
1.- “Alegría, estudio y piedad: es el mejor programa para hacerte feliz y que más beneficiará tu alma”.
2.-  “Si quieres una vida alegre y tranquila, procura estar siempre en gracia de Dios”.
3.- “¿Queréis estar siempre satisfechos y risueños? Es la obediencia la que nos lleva a esa alegría”.
4.- “Con la comunión frecuente os haréis muy queridos a Dios y a los hombres, y María Santísima os concederá la gracia de recibir los Santos Sacramentos al fin de la vida”.
5.- “Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse”.
6.- “Para trabajar con éxito, téngase caridad en el corazón y paciencia en la ejecución”.
7.- “Haced lo que podáis, Dios hará lo que nosotros no podemos hacer. Confiad siempre en Jesús Sacramentado y María Auxiliadora y veréis lo que son milagros”.

MILAGROS DE DON BOSCO

Don Bosco multiplica castañas.

Don Bosco comenzó a repartir castañas asadas pero bien pronto se mostraron insuficientes para satisfacer a los 650 jóvenes presentes. Aun así el Santo metía la cuchara y la sacaba llena y la cantidad que permanecia en la canasta parecía no acabar nunca: terminada la distribución quedaron todavía bastantes.

Don Bosco multiplica el pan.

No había pan en casa para sus hijitos y el horno no quería servirles más si antes no saldaban la cuenta. Don Bosco cogió el cesto, que contenía una veintena de panecillos y empezó a repartir el pan y con gran maravilla consiguió distribuir los panecillos a todos los presentes, sin que se hubiese puesto más pan en el cesto.

Don Bosco multiplica las Hostias Consagradas.

El Santo comienza a administrar la Comunión, pero las Hostias Consagradas eran demasiado pocos, pero él empeieza a distribuirlas y entonces vé multiplicarse las Sagradas Formas de modo que pudieron comulgar todos los presentes.
Con este milagro, comenta Don Bosco, Nuestro Señor Jesucristo demuestra cuanto agradece las Comuniones bien hechas y frecuentes.

Don Bosco permanece suspendido en el aire.

Atestigua Don Garrone: Mientras Don Bosco delebraba la Misa, justo en la elevación, veo, y conmigo todos los presentes, a Don Bosco con un aire de paraiso en el rostro, que parecía resplandecer toda la habitación. Poco a poco sus pies se desprendieron del suelo y permaneció suspendido en el aire durante diez minutos. Tres veces fui testigo de su ascensión durante la Santa Misa.

Don Bosco resucita a un muerto.

Carlo, joven que frecuentaba el Oratorio, cae gravemente enfermo y en poco tiempo murió. Apenas Don Bosco regresó, caminó apresuradamente hacia aquella casa y cuando llegó le dijeron que había muerto hacía horas. Respondió Don Bosco: "Él duerme y vosotros creéis que está muerto". Fue conducido hacia la habitación, donde el cadáver estaba ya amortajado para la sepultura. Dijo: "Dejadme solo". Rezó una oración, lo bendijo y llamó al joven dos veces: "Carlo, levántate".

El joven quitó la sábana con la mano y abrió los ojos. De inmediato el joven pidió confesar y se arrepintió de todos sus pecados. Luego dijo a la madre, que mientras tanto había entrado en el cuarto: "Don Bosco me sacó del infierno". Permaneció dos horas hablando con el Santo, mientras su cuerpo permanecía frío. A la pregunta: "¿Quieres ir allá arriba o permanecer con nosotros?". Respondió el muchacho: "Deseo ir al paraiso". Entonces, respondió el Santo, "nos vemos en el paraiso". Cerró los ojos y volvió a adormecerse en el Señor.

Don Bosco resucita a otro difunto

La Marquesa Gerolama Uguccioni Gherardi se llegó hasta Don Bosco llorando y gritando que su hijito había muerto y que el Santo debía acudir con ella para resucitarlo. Don Bosco consintió y acercándose al lecho, encontró al niño de tierna edad aun, inmóvil, palidísimo, con los ojos vítreos, el rostro contraido y sin señales de vida. Dicho por todos, había expirado.

El Santo, de inmediato, invitó a cuantos se encontraban en el dormitorio, a elevar una oración a María Auxiliadora, luego impartió la bendición a aquel cuerpecito. Aun no había terminado la fórmula cuando el finado, como un bostezo, volvió a respirar, a moverse, readquirió el uso de los sentidos, se dirigió a la madre sonriendo y pronto se recuperó.

Por esta razón, la marquesa, cuando Don Bosco pasaba por Florencia, siempre lo quería hospedar en su casa dándole mil signos de estima y de respeto. La Marquesa se convirtió en gran benefactora de las obras de Don Bosco, hasta merecer ser llamada por los Salesianos "Nuestra buena mamá de Florencia".

Don Bosco cura a una paralítica.

En el pueblo de Caramagna, se presenta hasta Don Bosco, una pobre mujer que se sostenía en dos muletas...Dice Don Bosco: "¿Qué queréis que haga mi buena mujer?". Respondió la pobrecita: "Oh Don Bosco, tenga compasión de mí. Déme su bendición" ... "De todo corazón, pero ¿tenéis fe en la Virgen?". "Sí, mucha" ... "Pues arrodilláos".

"Hace mucho tiempo que no puedo arrodillarme: tengo las piernas casi muertas". "No importa, arrodilláos". Y aquella mujer, por obedecer, se apoyaba en las dos muletas para intentar arrastrarse hasta tierra, pero Don Bosco, cogiéndola por debajo de los brazos y por las manos decididamente, dice: "Así no, arrodilláos bien". En el gentío reinaba un silencio sepulcral: no se oía ni una mosca y eso que estaban presentes más de 600 personas.

La mujer se encontró rodilla en tierra como por encanto ... "Ahora diga conmigo", dijo Don Bosco, "tres Avemarias a María Auxiliadora". Y tras haber rezado las tres Avemarias, sin que nadie la ayudase, aquella mujer se levantó sin sentir los dolores que desde hacía años la oprimían. Don Bosco le puso las dos muletas sobre las espaldas y le dijo: "id buena mujer y amad siempre a María Auxiliadora".

Aquella afortunada mujer salió de entre el gentío y se encaminó hacia su casa, magnificando y agradeciendo a la Virgen y a su benefactor.
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SAN JUAN BOSCO Y MARIA AUXILIADORA

Cuando Don Bosco contaba 9 años tuvo un sueño en el que la Virgen ya le indicaba su vocación: sería sacerdote. Años más tarde, en 1860, la Virgen vuelve a hablarle en otro sueño y le dice que quiere ser honrada con el título de “Auxiliadora”. Es en ese sueño en el que le señala el sitio en el que construir en Turín el templo dedicado a Ella, la actual Basílica de María Auxiliadora.

La Virgen María siempre estuvo presente en la vida de San Juan Bosco, gracias a que su madre, Mamá Margarita, le inculcó ese amor y esa devoción por la Virgen en las oraciones y en la vida diaria. Desde el principio Ella fue el centro de toda su obra.
En 1862, Don Bosco convierte la opción mariana en definitiva: “La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana”, dijo.
“Todo lo ha hecho Ella” o “No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado” eran frases que San Juan Bosco solía repetir.
En 1863 Don Bosco comienza la construcción de la iglesia en Turín. Sólo contaba con unas monedas de cuarenta céntimos y ésa fue la primera paga que le dio al constructor. Pero fueron tantos y tan grandes los milagros que María Auxiliadora empezó a conceder a sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El Santo solía decir: “Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen”.
La Basílica Santuario tiene cuatro capillas, la dedicada a San José y la única que quedó como quería Don Bosco. En ella Niño Jesús ofrece a San José rosas rojas y blancas mientras el Santo las deja caer sobre la Basílica. Don Bosco explicaba que “Las rosas son las gracias que Dios nos concede”.
A la derecha, junto a la entrada principal, se encuentra la capilla dedicada a Santa María Mazzarello, cofundadora con Don Bosco de las hijas de María Auxiliadora. Otra de las capillas es la de Santo Domingo Savio, alumno de quince años de Don Bosco y el más joven de los santos no mártires venerados en la Iglesia. La cuarta capilla se dedicó a Don Bosco y es en ela donde descansa la urna de bronce que contiene sus reliquias.
Cada 24 de mayo el mundo católico celebra la advocación de la Virgen con el título de Auxilio de los Cristianos y es, además, la fiesta propia de la Familia Salesiana. Fiel al espíritu de Don Bosco y a través de las diversas obras en favor de la juventud en las que trabaja, sigue proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en su labor el auxilio que viene de la Virgen María.


BIOGRAFIA DE DON JUAN BOSCO

(Juan Melchor Bosco Ochienna, también llamado Don Bosco; I Becchi, 1815 - Turín, 1888) Santo, sacerdote y pedagogo italiano, fundador de la orden salesiana. Hijo de un humilde matrimonio campesino, su niñez fue dura, pues después de perder a su padre tuvo que trabajar sin descanso para sacar adelante la hacienda familiar. Se cuenta que aprendió a leer en cuatro semanas; quería estudiar para ser sacerdote, por lo que tenía que hacer todos los días a pie unos diez kilómetros (a veces descalzo, por no gastar zapatos) para ir a estudiar al liceo de Chieri. Con el fin de pagar sus estudios trabajó en toda clase de oficios.

San Juan Bosco
En 1835 ingresó en el seminario arzobispal de Turín, y en 1841 fue ordenado sacerdote. Ya por entonces sentía una viva preocupación por la suerte de los niños pobres de los barrios obreros de Turín, que vivía por aquellos años el auge de la Revolución Industrial, y particularmente por su imposibilidad de acceso a la educación. Inspirándose en San Felipe Neri y en el prelado francés San Francisco de Sales, en 1844 fundó el Oratorio de San Francisco de Sales, cuya sede fijó dos años después en una casa de la periferia.
Estableció luego las bases de la Congregación de los sacerdotes de San Francisco de Sales, o salesianos (1851), aprobada en 1860, y de su rama femenina, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora. Tales instituciones, dedicadas a la enseñanza de los niños pobres, se desarrollaron con rapidez gracias al impulso de uno de los grandes pedagogos del siglo XIX. Además de recibir una educación cristiana, los alumnos podían familiarizarse e instruirse en diversos oficios, razón por la que se ha visto en Don Bosco a uno de los precursores de la moderna formación profesional. Desde el punto de vista metodológico, Don Bosco implantó lo que él mismo denominaba «sistema preventivo», frente al sistema represivo tradicional.
La orden salesiana alcanza hoy en día 17.000 centros en 105 países, con 1.300 colegios y 300 parroquias, mientras que el instituto femenino de María Auxiliadora (las Hermanas Salesianas) posee 16.000 centros en 75 países, dedicados a la educación de la juventud pobre. Ya en vida de Don Bosco las instituciones por él fundadas llegaron a reunir más de cien mil niños pobres bajo su protección; su fama como educador y como santo favoreció su relación con importantes personalidades de su tiempo (entre ellas el monarca italiano Víctor Manuel II y los papas Pío IX y León XIII) y el apoyo a su labor filantrópica.
Además de su labor educadora y fundadora, San Juan Bosco publicó más de una cuarentena de libros teológicos y pedagógicos, entre los cuales cabe destacar El joven instruido, del que se llegaron a publicar más de cincuenta ediciones y un millón de ejemplares sólo en el siglo XIX.
El propio santo se encargó también de compilar y editar los llamados Sueños de Don Bosco, un total de 159 sueños en ocasiones premonitorios que tuvo a lo largo de su vida, el primero de ellos a los nueve años. Cuenta Don Bosco que, a esa edad, soñó que se hallaba en el patio de un colegio y que se lanzaba a puñetazos contra un grupo de muchachos que «decían malas palabras». Apareció entonces Jesucristo, quien le indicó que los vencería «no con puños, sino con amabilidad», y luego la Virgen María, que anticipó su destino de educador: su misión sería llevar la mansedumbre a los niños, una vez se hubiera hecho él mismo «humilde, fuerte y robusto».
San Juan Bosco murió la madrugada del 31 de enero de 1888 en Turín. Durante tres días, la ciudad piamontesa desfiló ante su capilla ardiente, a cuyo entierro acudieron más de trescientos mil fieles. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934, durante el pontificado de Pío XI; para su canonización se presentaron seiscientos cincuenta milagros obrados por él. Su festividad se conmemora el día de su fallecimiento, el 31 de enero

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El 31 de enero es la memoria litúrgica de uno de los más grandes cristianos de todos los cristianos: san Juan Bosco,  el fundador de la...